Martes 6 NOVIEMBRE
21:30 h.
Tamara y Moncho
Si se les ha ocurrido buscar en el diccionario la palabra bolero, quizás sean ahora un poco más cultos, tengan más datos en la cabeza y puedan recitar una larga retahíla de nombres y títulos. Pero no habrán conseguido entrar en el meollo del bolero. Porque no se trata de investigar donde nació, quienes fueron sus padres y sus abuelos y si lo cantan o componen mejor los cubanos, los mexicanos, los chilenos o los españoles.
Pero el bolero tiene una definición mucho más corta y concreta que todas las que puedan dar expertos y diccionario: EMOCIíN. Puede ser en compás de seis por ocho, con tiempo de cha-cha-cha o de valsecito. Incluso de moderna balada. Pero si no tiene emoción, si no consigue ponernos el vello de punta, humedecer nuestros ojos o ensancharnos el corazón, no merece que lo consideremos bolero, la máxima expresión de sentimientos que existe en la música universal.
TAMARA
De nombre completo Tamara Macarena Valcárcel Serrano, nació en Sevilla en 1984. Es la mayor de dos hermanos y nieta del gran cantaor de copla de los cuarenta y cincuenta Rafael Farina. Como tantas figuras salidas de Sevilla y de su barrio de la Alameda, Tamara es autodidacta. No estudió canto ni se decidió por el flamenco que se mamaba en su familia.
Como niña, sus primeras influencias musicales le llegaron de las películas de Walt Disney. Con una canción sacada del filme âPocahontasâ, y vestida como la princesa india, se estrenó en televisión, en el concurso âMenudas estrellasâ cantando âColores en el vientoâ. Tenía once años. Allí la descubrió un cazatalentos.
A los doce, vuelve al concurso, pero ya canta temas de Laura Pausini. Madura rápido y a los dieciséis años graba su primer disco, en Miami y de la mano de Bebu Silvetti, con una colección de grandes rancheras y boleros entre los que destaca âSi nos dejanâ. Era el año 2000 y el gran Juan Gabriel, cuando escucha el disco -con ventas cercanas al millón de copias-, la invita a grabar a dúo con él el tema âEl amor de nosotrosâ.
Tamara está ya lanzada en el mercado latino y su disco obtiene cuatro nominaciones para los grammys. Con âSiempreâ, su segundo disco obtiene el premio Ondas a la mejor canción con âHerida de amorâ. Luego llegan âAbrázameâ y una trilogía de discos de homenaje a sus ídolos: âCanta a Roberto Carlosâ, âLo mejor de tu vidaâ, dedicado a Julio Iglesias y âMASâ, con las canciones de Marco Antonio Solís.
MONCHO
Se llama Ramón Calabuch Batista y nació en Barcelona en 1940, precisamente cuando los boleros empezaban a convertirse en la música predominante en el mundo. Década que vio el primer concierto de Los panchos y la aparición de una pléyade grandes tríos y solistas que se consagraron al mismo género.
A Moncho se le conoce como âel gitano del boleroâ o, simplemente âel rey del boleroâ. Y eso que nació en un entorno dominado por la rumba catalana, que es lo que se tocaba, cantaba y bailaba en el barrio de Gracia, donde nació y creció. Eran años en que Antonio González, El Pescaílla o Peret empezaban a experimentar con ritmos caribeños, del bolero al son, para fundirlos con su forma personal de hacer rumba.
Así que a nadie extrañará que con tan solo 16 años, subiera a cantar en las fiestas de su barrio con una orquesta local que se hacía llamar Ramón Evaristo y su Orquesta Antillana. Aquello le marcó. Aquello y su admiración por Lucho Gatica y tantos cantantes latinos. Ellos fueron sus guías para adentrarse en el camino del gran bolero.
Su carrera está llena de cifras portentosas: ha grabado 35 discos grandes y cuatrocientas canciones, casi todas boleros. Porque cuando uno de los temas de su repertorio viene de otras latitudes musicales, él sabe llevarlo a su terreno. Ha cantado con grandes figuras, todas las del bolero, y también con cantautores como Joan Manuel Serrat y nombre míticos como Dyango, Eliades Ochoa o Ketama.